En el español contemporáneo, cuando queremos exigir que un líder, una empresa o incluso un amigo se comporte con una honestidad y una transparencia absolutas, nos quedamos sin munición. Tenemos que recurrir a frases largas: "responsabilidad y rendición de cuentas". Pero ni la una ni la otra capturan la fuerza de un concepto fundamental: la obligación de hacer lo correcto, de la mejor manera, y de explicar cada detalle de ese proceso de forma clara.
Esta deficiencia lingüística se acabó. Presentamos la palabra: RECTICUENTACIÓN. Y su llamado a la acción: ¡RECTICUENTEMOS!
El Doble Compromiso de la Recticuentación
La Recticuentación no es una moda, es un estándar de vida que fusiona dos raíces latinas irrenunciables:
RECTI (Rectitud): Es la espada que se ve en nuestro logo. Es la obligación ética de obrar con justicia, con apego a la norma moral, por el solo hecho de que es lo correcto. Es la convicción interna, la acción inquebrantable.
CUENTACIÓN (Rendición de Cuentas): Es el libro abierto. Es la obligación de justificar cada acción, cada gasto y cada decisión con total transparencia y puntualidad. Es la justificación externa, clara y completa.
La Recticuentación es la unión de la integridad que nos une con la verdad que nos libera. No se trata de responder ante la ley (que es lo mínimo), sino de garantizar que nuestra respuesta es justa y veraz desde su origen.
La Invitación Cívica: ¡Recticuentemos la vida!
El concepto no está reservado para los grandes palacios o las juntas directivas. Es una herramienta poderosa para construir una sociedad mejor, desde la base.
En la Política: No basta con que los funcionarios "rindan cuentas"; exigimos que recticuenten la gestión, demostrando que obraron con rectitud moral antes de entregar el informe.
En el mundo Empresarial: La confianza mutua se basa en la Recticuentación. Significa que los líderes no solo entregan números, sino que justifican la ética detrás de cada estrategia.
En la Vida Diaria: Si somos recticuentantes con nuestros compromisos, construimos relaciones sólidas. Si un joven recticuenta su tiempo, demuestra madurez.
Una Sola Palabra, Un Nuevo Estándar
Mientras sigamos usando frases débiles, seguiremos tolerando estándares bajos. Al adoptar y difundir el verbo ¡Recticuentar!, dotamos al español de la palabra que necesita para nombrar la excelencia ética. Le damos existencia a un concepto que nos obliga a vivir de manera más transparente y justa.
Es hora de actuar. Es hora de nombrar la verdad completa. Es hora de ¡Recticuentar!

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