Para cualquier persona u organización que busque intervenir en la política o en cuestiones comunitarias, es indispensable guiarse por los siguientes principios fundamentales, que ofrecen una base sólida y funcional para la acción:
Transparencia: Toda acción, decisión y proceso debe ser abierto y accesible al escrutinio público. Esto implica claridad en el manejo de recursos, en la toma de decisiones y en los objetivos planteados. La transparencia es la base de la confianza y previene la corrupción.
Rendición de Cuentas: Quienes ostentan poder o gestionan recursos públicos o comunitarios deben ser responsables de sus actos y decisiones, y estar obligados a justificar su desempeño ante los ciudadanos o la comunidad. Esto asegura la responsabilidad y el cumplimiento de los compromisos.
Legalidad: Toda intervención debe apegarse estrictamente al marco jurídico establecido. El respeto por la ley es un pilar de la convivencia social y garantiza la certeza y la equidad en las relaciones públicas.
Subsidiariedad: Las decisiones y acciones deben ser tomadas por el nivel de autoridad más cercano y adecuado a la situación. Es decir, las comunidades deben tener la autonomía para resolver sus propios problemas siempre que sea posible, y las instancias superiores solo deben intervenir cuando sea estrictamente necesario o para coordinar esfuerzos mayores.
Participación y Cooperación: Fomentar la inclusión activa de los ciudadanos y la comunidad en los procesos de decisión y ejecución. La cooperación genuina y horizontal entre actores diversos es fundamental para construir soluciones duraderas y consensuadas. Esto implica escuchar, integrar diversas perspectivas y buscar el beneficio mutuo.
Equidad y Justicia Distributiva: Buscar la justa distribución de oportunidades, cargas y beneficios en la sociedad. Esto no significa igualdad absoluta, sino garantizar que no existan desventajas sistemáticas basadas en condiciones ajenas al mérito o esfuerzo, y que los recursos se destinen a quienes más los necesitan para alcanzar un piso de bienestar.
Libertad (No Coerción): Respetar la autonomía individual y colectiva, asegurando que las decisiones sean tomadas sin coacción o imposición. La libertad, entendida como la ausencia de injerencia arbitraria, es esencial para el desarrollo pleno de las personas y para la dinámica de una sociedad abierta y plural.
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