El escepticismo ante la genuinidad de cualquier movimiento social es la excusa perfecta para la inacción. El oficialismo utiliza la táctica predecible de deslegitimar, de etiquetar a los jóvenes como títeres de "intereses oscuros" o "partidos". No caeremos en esa trampa ni validaremos esa narrativa.
La Generación Z ha levantado una bandera. Esa bandera, más allá de quién la haya cosido, representa el legítimo hartazgo de la ciudadanía que exige una democracia real y sin trucos. Su causa es nuestra causa.
No se trata de protagonismo. No iremos a encabezar lo que ellos convocan, sino a servir de respaldo estratégico. Es un acto de integridad, solidaridad cívica y sentido de urgencia. Debemos actuar con la lógica del cooperativismo: unir fuerzas para un bien común, manteniendo la autonomía de cada parte.
Llamamos a la ciudadanía a la articulación cooperativa:
Respaldar la Convocatoria: Multiplicar el mensaje en todos los canales. Que la voz de la juventud no se ahogue.
Acompañar la Marcha: Ser una muralla cívica, no de confrontación, sino de protección pacífica y testimonio, demostrando que la exigencia de un México mejor no tiene edad ni color de partido.
Proteger la Libertad: Garantizar con nuestra presencia que nadie, ni grupos de interés ni bloqueos orquestados, silencien la demanda genuina de transparencia, justicia y democracia.
La pusilanimidad no tiene cabida cuando se trata de salvar a la patria. La cobardía es no actuar ante la amenaza. El 15 de noviembre, salgamos. Por el futuro que los jóvenes están exigiendo y que es nuestro deber cimentar.
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