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lunes, 22 de diciembre de 2025

El costo oculto de reinventar el hilo negro

 En el mundo del management global, el Kaizen es una espiral ascendente. En México, nos hemos inventado una versión propia, mucho más costosa y absurdamente ineficiente: el bucle de la refundación.

La escena es un clásico de nuestras empresas: llega un nuevo director, un nuevo gerente o incluso un nuevo dueño, y su primera acción "estratégica" no es optimizar lo que funciona, sino dinamitarlo. Bajo el disfraz de la "innovación" o el "cambio de cultura", lo que realmente ocurre es un ejercicio de marcaje de territorio. Se desechan manuales, se cancelan proveedores, se ignoran métricas previas y se decreta que la historia de la compañía comienza hoy.

El resultado es patético. Pasamos dos años gastando capital, tiempo y talento para volver exactamente al mismo nivel de eficiencia que teníamos antes del "cambio". En México, la mejora continua no es una escalera; es una banda de correr: sudamos sangre, pero no nos movemos de la misma coordenada geográfica.

El ROI del ego

Reinventar el hilo negro tiene un precio que no aparece desglosado en el balance general, pero que desangra la competitividad:

  1. Costo de Oportunidad: Mientras la competencia asiática o europea está discutiendo cómo integrar IA en su logística, nosotros estamos discutiendo —por cuarta vez en la década— cómo llenar un formato de inventario porque al nuevo jefe no le gustaba el color del anterior.

  2. Fuga de Talento: No hay nada que desmotive más a un equipo de alto rendimiento que ver cómo sus logros son borrados por el capricho del sucesor. El talento huye de los ciclos de Sísifo.

  3. La Parálisis del "Caudillismo" Empresarial: Depender de la "genialidad" del líder en turno en lugar de la solidez de un sistema es una sentencia de muerte en el mercado global.

Romper el ciclo: Del capricho al sistema

Como defensor de la articulación cooperativa y del ordoliberalismo, tengo claro que la libertad de empresa no debe ser libertad para la ocurrencia. La verdadera competitividad nace de instituciones internas fuertes, de reglas que trascienden a las personas y de la humildad intelectual de reconocer que el que estuvo antes que nosotros no era un idiota.

Si queremos dejar de ser un país de "eternos proyectos" para convertirnos en una potencia de realidades, debemos entender que la mejora continua consiste en escalar hombros de gigantes, no en cortarles las piernas para ver si nosotros podemos saltar más alto.

Basta de refundaciones de escritorio. Menos egos de "iluminados" y más procesos de mejora incremental. La próxima vez que alguien en tu organización proponga "empezar de cero", pregúntale cuánto nos va a costar volver al lugar donde ya estamos.

Visio, Actio, Transformatio. Pero transformación de verdad, no solo de fachada.

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