Ayer, durante la transmisión del partido #Mx vs #Fr, estuve realizando un análisis de los dichos de los comentaristas y lo que sucedía en la cancha de juego.
Por parte de los comentaristas, cada error, cada tiro fallido, cada pérdida del balón, era a causa de "la ligereza del Jabulani", el "frío reinante", la "mala leche del árbitro", etc., cualquier pretexto era bueno para quitar a nuestros jugadores la responsabilidad de sus errores.
Pero en la cancha, otra era la visión, otra, muy distinta, la realidad.
Pudimos ver a 14 jugadores poniendo el corazón por delante, peleando los balones como si en ello se les fuera la vida, cerrando el paso a los franceses cual zacapoaxtlas en 5 de mayo.
¿Se acordaría Gio de que hacía frío? Yo lo vi correr hirviendo de pasión
¿Se daría cuenta Cuau de que el Jabulani bota de mas? No lo creo, dada la contundencia del tiro con que cobró el penal
Ayer, vimos a una selección entregada, asumiendo el #accountability en plenitud (se sabían responsables de traer a nuestro país un motivo mas de orgullo, responsables, también, de entregar buenas cuentas tanto a sus empleadores como a su afición, que ha entregado sangre, corazón y lágrimas por apoyarlos)
Si esta entrega, esta forma de jugar, con el corazón, mas que con estrategia (ojo, dije más, no sin), la pudiéramos repetir a cada momento de nuestra vida, tanto con nuestra vida personal, como con la laboral, la social, la política, etc. nuestra Nación sería una verdadera potencia mundial.
Japón, al término de la Segunda Guerra Mundial (en la cual la mitad de su territorio quedo devastado), asumió la altísima responsabilidad de reconstruirse y avanzar al futuro. En ese momento, decidieron comprometerse en un plan a 100 años, que han cumplido a cabalidad, en el que el principal ingrediente es, precisamente, el #accountability con que los japoneses viven sus vidas.
Deseo, fervientemente, que el espíritu del partido de ayer, sea la constante para los subsecuentes y que permee a toda nuestra Nación, para que logremos ser mejores y avanzar, mas alla de nuestras diferencias, alineando nuestras convergencias.
Leanlo, con libertad
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